Aspecto jurídico de la organización empresarial

Cualquier empresa, no importa su tamaño, necesita un asesoramiento legal. Asesoramiento que no se limita exclusivamente a cuestiones de derecho laboral o tributario, sino que van mas allá y se meten en la génesis de cada emprendimiento. Desde el origen es necesario saber cual es la mejor forma de organizarse: ya sea un start-up o una multinacional, es necesario saber cuales son las reglas que rigen la actividad.

En ese sentido, estamos acostumbrados a que las Sociedades Comerciales sean formularios pre impresos. Y si bien la celeridad puede ser algo deseable, como lo demuestra la incorporación de las Sociedades Anónimas Simplificadas (SAS), esa celeridad no puede ser fuera del marco de un debido asesoramiento. Las sociedades son estructuras rígidas, pero maleables; cuya redacción debe adaptarse a las necesidades de los empresarios. Máxime en las empresas de familia, donde se mezclan cuestiones familiares con laborales.

Además, puede no se recomendable la figura societaria. Su coste impositivo y de administración muchas veces desincentiva el uso de la estructura; pero ello no significa que no existan otras opciones. Los fideicomisos pueden ser utilizados como una forma de ordenar los derechos y las obligaciones de las partes en un emprendimiento compartido.

También puede ser que el emprendimiento no requiera estructura jurídica alguna. Las empresas unipersonales son viables y eficientes, pero exponen al empresario a los riesgos de la actividad. Por eso es bienvenido un asesoramiento temprano, que permita conocer a lo que se está exponiendo y como limitar o contener el daño si ocurre.

Finalmente, la empresa se puede encontrar con una serie de vicisitudes propias de la competencia, que requieren de la protección de la imagen o las ideas. Así, el sistema de protección de marcas y propiedad intelectual es una herramienta imprescindible en un mundo globalizado y multicomunicado.

CONTACTO